Campo robotizado


El uso de máquinas no tripuladas es el futuro en el campo, gracias al avance tecnológico, que permitirá una mayor eficiencia y mayor capacidad de trabajo a menor costo. En momentos en que los prototipos ya empiezan a volcarse en productos comerciales, conviene analizar qué posibilidades brindan y qué es lo que se viene.

Drones que analicen la humedad en el suelo, detecten malezas y envíen a robots a destruirlas de manera mecánica o aplicando la mínima dosis necesaria de herbicida, tractores robotizados que lleven a la sembradora y se aplique la cantidad de semilla exacta para obtener el mejor rendimiento, trabajando día y noche, pulverizadoras robotizadas que fertilicen en función de la necesidad de cada planta en particular, trabajando en función de las mejores condiciones meteorológicas, siempre dentro de los parámetros que determinen una aplicación segura, aviones aeroaplicadores no tripulados, que puedan ser más pequeños, económicos y trabajen día y noche sin limitaciones, permitiendo atacar plagas y hongos con la mayor celeridad posible, cosechadoras autónomas que no paren de trabajar, que puedan conocer el estado del piso para saber cuándo entrar y en qué partes del lote puede llegar a encajarse, maximizando el tiempo de uso aún en condiciones adversas. Todo sin la presencia de humanos en el lote, sino solamente controlando, desde una oficina en cualquier lugar, sólo si algún equipo presenta un problema.

Para muchos apasionados del campo puede sonar como un futuro distópico, donde las labores se realicen sin personas y el campo pierda parte de su esencia. Pero ya alguna vez se planteó lo mismo cuando las máquinas a motor reemplazaron al caballo y éste quedó casi exclusivamente para fines recreativos.

El campo viene experimentando desde hace unas dos décadas una gran revolución tecnológica en cuanto a la maquinaria generada por la aparición del GPS y otras herramientas, que permitieron la geolocalización de los equipos y, por ende, una mayor precisión en el guiado de los mismos, comenzando por los banderilleros satelitales, pero luego, con los monitores de rendimiento y de siembra, poder localizar en el lote diversas situaciones y actuar en consecuencia. La posibilidad de ubicar un equipo geográficamente permitió luego su guiado, generándose los pilotos automáticos, a la vez que el hecho de que se pueda transmitir la información en tiempo real y conocer así, desde cualquier lugar, lo que ocurre con la máquina, hace posible que quien la controle no necesariamente esté en ella. Además, se han ido desarrollando sensores y computadoras con alta capacidad de reacción, que pueden tomar decisiones en base a una enorme cantidad de datos grabados en ella, que le permiten analizar la información disponible y compararla con el entorno de trabajo. Así llegamos a lo que hasta hace un tiempo era algo imaginario y que hoy ya está pasando de la fase de prototipo a entrar en el mercado, que son las máquinas agrícolas no tripuladas.

La presentación por parte de Case IH de su tractor autónomo en la última edición del Farm Progress Show, mostró al mundo el avance que ya se está logrando y permitió vislumbrar todas las posibilidades que esto puede ofrecer.

 

Ventajas

Explicando las muchas ventajas que aportan estos equipos, Andrés Méndez, consultor especialista en agricultura de precisión, explica que “la ventaja del uso de tecnología automatizada y/o no tripulada está basada en la realización prácticamente perfecta de una actividad dada. La robotización, la automatización, la ingeniería de la mano de software cada día más completos con información de toma de decisiones en tiempo real y con mejores decisiones a lo largo del tiempo de trabajo de un operario, son algunas de las causas del mayor uso de tecnologías en el sistema agropecuario. La seguridad de la mano del uso del GPS cada día más preciso, como de la utilización en conjunto de radares, sensores y cámaras de diferentes tipos, permite reconocer cualquier tipo de objeto. El detectar esos objetos o situaciones de peligro logran minimizar todos los errores posibles que probablemente cometa un operario durante su vida”.

El Responsable de Marketing de Case IH para Argentina y América Latina, Eduardo Améndola, apunta a que “las ventanas de siembra, cosecha y pulverización son cada vez más acotadas, una máquina de éstas permitiría, por ejemplo, sembrar durante varios días y noches de forma consecutiva aprovechando el mejor período para esta operación. La falta de mano de obra capacitada también es una limitante en el mundo y la Argentina no escapa. Entonces, esta tecnología permitiría incorporarla sin tener que incorporar mayor cantidad de personas”.

Los reacios al cambio pueden argumentar que nunca podrá tomar las decisiones del operario ante circunstancias imprevistas, pero la realidad es que la cantidad de sensores y de datos almacenados en los equipos, en donde se ha previsto todo tipo de situación posible en cuanto a obstáculos, fallas, problemas con el terreno, presencia de personas o animales, etc., hace que la máquina pueda tomar decisiones muy rápidamente y, si no lo logra, se detiene e informa al operador. Los sensores tienen la ventaja, frente al operario, de que están monitoreando todo el entorno, en todas las direcciones, en todo momento, y pueden hacerlo con el mismo nivel de atención durante las 24 horas, sin necesidad de descanso.

En este sentido, Améndola destaca que “el hecho de que el operador no esté sentado en la cabina no significa que veamos menos, en realidad ‘vemos más’, ya que el acceso remoto permite ver mayor cantidad de variables de las que vería un operador sentado en la cabina, ya que además de lo que pasa en el tractor podemos ver otras informaciones como las climáticas, provisión de insumos, posición de los equipos de logística o abastecimiento, para programar y ganar en eficiencias de todo el sistema productivo. También eliminamos la fatiga y el error humano que suelen ocurrir en mecanización agrícola después de tediosas horas sentado al volante de una máquina”.

Otro punto que se ve inicialmente como una contra es el costo, que al inicio suelen ser caros, pero con el paso de los días se abaratan. En este sentido, Méndez recuerda que “cuando se comenzó con la tecnología de dosificación variable de insumos en las sembradoras, se necesitaban cinco monitores, contando el GPS, que costaban alrededor de 25.000 dólares. Hoy sólo una aplicación que se instala en un celular o una Tablet logra lo mismo y cuesta aproximadamente 100 dólares”.

 

¿Oportunidad o amenaza?

Muchos contratistas pueden ver a estos equipos como una amenaza a sus fuentes de trabajo, ya que un único operario podrá controlar varios de ellos, pero la realidad es que básicamente lo que cambiará es la manera de trabajar, yéndose a operadores de sistemas que estarán en un lugar más cómodo controlando los equipos y encargándose de preparar la logística, reparaciones y otras tareas. El contratista tendrá mayor capacidad de trabajo con la misma cantidad de equipos y una mayor eficiencia en su uso, lo que permitirá mejorar mucho sus costos.

Andrés Méndez opina que “la tecnología, según mi experiencia de poder observar su evolución desde que apareció la agricultura de precisión al campo, aumenta exponencialmente el trabajo en nuestro entorno. Por otro lado, hoy es difícil encontrar personas que quieran trabajar en las labores más de fuerza o mecánicas y es más factible encontrar jóvenes que les interese trabajar desde un celular, pudiendo tener aún más conocimiento de la eficiencia de la maquinaría con la cual trabaja. El proceso de aprendizaje es la capacitación constante y de eso no se escapará ninguna persona que desee conocer y mejorar desde la parte técnica el manejo de maquinaria con tecnología”.

En este sentido, dado que el cambio se va dando de a poco, lo fundamental es el interés de los contratistas y operarios en ir aprendiendo y conociendo los beneficios del uso de la tecnología. “Obviamente todo depende del interés de cada uno y de la capacitación que brinden las empresas proveedoras de equipos, software, etc. y de instituciones como INTA o entidades como Aapresid, Aacrea y otras”, explica Méndez.

 

Disponibilidad

Ya desde hace un tiempo, diversas empresas empezaron a trabajar en prototipos, como fue el caso de John Deere, Massey Ferguson y Case IH, entre otras, pero de a poco ya se va avanzando a equipos que están listos para salir a la comercialización. Améndola explica que “la tecnología autónoma fue presentada en un tractor, pero está disponible para cualquier máquina autopropulsada como pulverizador, cosechadora o segadora autopropulsada. La máquina presentada en el Farm Progress Show es más que un concepto, en realidad ya fue testeada por varias campañas con óptimos resultados. Tal vez la principal limitante es que todavía no existe legislación que contemple este tipo de equipos, por lo que va a demorar todavía un tiempo en disponibilizarse su comercialización”.

Sin embargo, el salto no necesariamente debe ser tan grande, y Améndola sostiene que “la incorporación de esta tecnología seguramente será en etapas. En un primer momento, el operador continuaría dentro de la cabina, aunque el tractor realice todas las operaciones, en una segunda etapa se llevaría el tractor hasta el lote y se lo podría dejar en el lote trabajando solo mientras el encargado realiza otras tareas, o también el encargado podría salir de su galpón tripulando un tractor y un grupo de vehículos no tripulados lo podrían seguir hasta que los deje en los diferentes lotes, ya que estas máquinas pueden intercomunicarse”.

En cuanto a lo que ya está disponible, Andrés Méndez explica que varía de acuerdo a los países, sus necesidades y posibilidades. “Los más avanzados son los japoneses que poseen tractores, pulverizadoras y cosechadoras que pueden salir solos del galpón, realizar su actividad y una vez completada pueden volver al galpón y dejar estacionada la maquinaria utilizada. Son productores con campos pequeños y que no poseen operarios para el trabajo de campo.

Estados Unidos también posee un gran avance en robotización y automatismo que muestra el poder de los robots pero de gran tamaño, con tractores muy grandes que se manejan solos en el campo y que no poseen cabina. Todos estos avances van de la mano del costo de la mano de obra y en el caso de Estados Unidos un operario significa 50 mil dólares anuales y a los productores se les hace imposible pagarlo sólo para manejar un tractor que lleve una tolva, por ejemplo.

Argentina tiene zonas donde entrar con maquinaria pesada se complica porque se encajan y, probablemente, la robotización con maquinaria más pequeña logre ingresar varios días antes que una máquina de más de 15.000 kg de peso”.

En la Argentina ya desde hace tiempo que se viene trabajando en el tema, destacándose en el INTA el trabajo de Andrés Moltoni, que en el Instituto de Ingeniería Rural lideró un equipo que creó ya hace cinco años un robot para pulverización en invernáculos y ha participado en otros desarrollos. Además, empresas como Plantium y Control Agro están trabajando en desarrollos propios.

Lo que se viene

En tiempos en donde las máquinas no tripuladas ya irrumpen en el mundo de la maquinaria, queda pensar qué es lo que se puede venir hacia el futuro y qué posibilidades brindarán. Méndez afirma que “el futuro es inimaginable dado el presente que vivimos, porque lo que parecía ciencia ficción hace cinco años hoy es realidad. Pero pienso en maquinaria de gran tamaño, como así también grupos de robots que puedan realizar mejor las actividades, porque estarán conectados en tiempo real con las mediciones de sensores en el terreno y comunicados directamente con satélites, que proveerán las condiciones metro a metro de la situación que les toque atravesar. Por ello se necesitarán máquinas muy activas y de rápida reacción para poder realizar siembras, pulverizaciones, cosechas, mediciones de calidad de los cultivos hoy metro a metro y a futuro centímetro a centímetro. Lograr eficiencias cercanas al 100% permitirá mejores rendimientos y mayor eficiencia en los insumos aplicados”.

En un mercado donde la eficiencia es cada vez más demandada, para ser ecológicamente y económicamente sustentables a pesar del incremento en la demanda de producción, donde se deberá producir más con menos insumos, los robots plantean una de las herramientas que más ventajas aportarán en este camino. Y es un camino que recién comienza.