Eficiencia de Cosecha


Las pérdidas en la cosecha representan más de mil millones de dólares. Mejorando la efectividad de las labores, fácilmente se podrían reducir en un 20 %.

Por los Ing. Agr. Mario Bragachini, Federico Sánchez, Gastón Urrets Zavalía, Juan Giordano y José Peiretti.

 

La Siembra Directa, el manejo integrado de plagas y malezas, la biotecnología aplicada a materiales genéticos de alto potencial de rendimiento y una labor realizada con maquinaria altamente tecnificada hicieron posible que en los últimos 25 años la Argentina aumente su producción de granos de 37 a 110 millones de toneladas anuales.

No obstante el fuerte trabajo público/privado, el nivel de pérdidas durante las últimas campañas en los principales cultivos asciende a niveles superiores a los recomendados por el INTA. Según las evaluaciones de pérdidas realizadas por el INTA en las últimas campañas en siete provincias, en Argentina quedan 1.019 millones de dólares en el rastrojo, reduciendo los márgenes económicos de cada productor, como en el saldo exportable del país.

Esta situación de necesidad de reducir pérdidas pone al INTA, productores, técnicos y contratistas a trabajar unidos para reducir estos valores, disminuyendo la cantidad de granos que pierden las máquinas al momento de cosechar.

El INTA, a través de su Programa Nacional de Agroindustria y Agregado de Valor, propone el desafío de reducir un 20 % la ineficiencia actual ocasionada al momento de la cosecha de granos, recuperando 204 millones de dólares por disminución de pérdidas físicas en granos.

Gran parte del esfuerzo y capital invertido desde el momento de la siembra puede perderse en solo unas horas si no invertimos tiempo en trabajar al momento de la cosecha, aplicando los consejos técnicos y las metodologías que propone el INTA para evaluar pérdidas. Recordar que trabajar para incrementar la eficiencia de cosecha es una acción que en la mayoría de los casos tiene un costo “cero” y que repercute notablemente en los márgenes de la actividad.

En el caso concreto de los cultivos graníferos más importantes, las pérdidas reales superan los niveles de tolerancias recomendados por INTA entre un 25 % a un 50 % (según cultivo), generando un nivel actual de pérdidas de 1.093 millones de dólares/ año. Los antecedentes demuestran que los niveles de pérdidas pueden y deben reducirse en los próximos tres años en un 20 %.

 

Tabla 1. Pérdidas de cosecha de granos en 2016.

Fuente: INTA Programa Nacional Agroindustria y Agregado de Valor

 

A estas pérdidas físicas debemos agregarle que la cosechadora es la principal responsable de daño mecánico producido al grano y que luego repercute notablemente en las pérdidas de almacenamiento, además de disminuir el valor comercial de la producción.

Una de las causas más importantes del alto nivel de pérdidas de las últimas tres campañas, fundamentalmente en soja, fueron las altas precipitaciones ocurridas en los meses de marzo y abril, que dificultaron la cosecha en gran parte del área productiva, haciendo que esta se retrase y se lleve a cabo con cultivos altamente susceptibles al vuelco y al desgrane, sumado a la problemática que ocasiona la falta de piso.

 

Figura 2: Nivel de Pérdidas promedio de soja y maíz en Argentina

 

¿Será posible logar una reducción del 20% de las pérdidas de grano en esta campaña?

Sí es posible, porque el parque de cosechadoras mejoró en cantidad y calidad y porque la Argentina posee productores y contratistas de cosecha altamente capacitados y preparados para hacerlo. De hecho, muchas evaluaciones están por debajo de los 50 kg/ha de pérdidas totales.

En los últimos 15 años el parque argentino de cosechadoras se incrementó en un 45% y se rejuveneció un 17%, dado que, de las 18.000 cosechadoras disponibles a fines del año 2002, con un envejecimiento promedio de 11,5 años, pasamos a un parque de 26.164 cosechadoras en el año 2016 con un envejecimiento promedio de 9,68 años.

Es evidente que las ventas de cosechadoras en Argentina merecen algunos comentarios de lo ocurrido en los últimos años, donde la potencia media, ancho de cabezal y capacidad de tolva fue creciendo a razón de un 5% por año, en los últimos 10 años.

En el año 2000 la media de potencia vendida estaba en 200CV, mientras que en el año 2010 la potencia media aumentó un 50%; con la capacidad de tolva pasó algo similar, de 5500 litros en promedio de capacidad pasamos a 8.000 litros promedio, y en ancho de cabezal de un promedio de 6,5 metros se pasó a 9 metros en la actualidad. Todos los parámetros que indican tamaño y capacidad de trabajo de una cosechadora crecieron un 50% en los últimos 10 años.

El valor promedio de las cosechadoras también creció en promedio un 50%; de 200.000 dólares por unidad en promedio en el 2000 pasamos a un valor promedio de 500.000 en el 2016. Está claro que, si se evalúa precio dolarizado, prestación t/hs o ha/hs las cosechadoras del mercado argentino disminuyeron el costo relativo o el valor relativo por tonelada o por hectáreas procesadas en los últimos diez años.

Nuestro mercado comercializó en el último año unas 860 cosechadoras, de las cuales los modelos más vendidos son los que se encuentran en la clase 6, con una potencia que va desde los 268 hp hasta los 322 hp, y en la clase 7, que es la que mayor crecimiento de ventas tuvo respecto al año anterior. Estas dos clases juntas producen el 70 % de las ventas del mercado. A su vez, se acentúa la tendencia hacia máquinas de mayor potencia y mayor capacidad operativa, dado que también se puede apreciar un crecimiento respecto al 2015 en la participación de la clase 8, que ya ofrece varios modelos ensamblados en el país, y de las Clases 9 y 10, que ocupan un nicho de mercado que está en continuo ascenso y va seguir creciendo a medida que aumenta la oferta de productos con potencias cercanas a los 500 cv.  Para entender los lineamientos que sigue la evolución de este mercado es importante aclarar que, en el año 2005, las cosechadoras Clases 4 y 5, hoy con una participación decreciente, eran las de mayor venta y las de Clase 8 y 9 no se conocían. Las últimas presentaciones a nivel mundial son de máquinas que superan ampliamente los 500 CV de potencia, lo que indica la tendencia hacia maxi-cosechadoras Clase 10.

En los últimos diez años, y más específicamente en los modelos lanzados en los últimos dos años, se debe destacar la incorporaron de equipamiento hidráulico y electrónico, como así también electrónica de hardware que, conectados con software específicos y actuadores, permitieron la automatización del funcionamiento, mantenimiento y regulación de la cosechadora en el campo. El INTA Manfredi cuenta experimentalmente con una cosechadora que posee dos tipos de monitores, uno de rendimiento y otro de medición de porcentaje de proteína y aceite del grano, entregando mapas de rendimiento con posicionamiento espacial del lote y mapas de proteína y aceite con las mismas características, o sea que el operario en tiempo real tiene el dato de rendimiento del cultivo (productividad) y también su calidad (% proteína y aceite).

 

Cosecha de soja campaña 2016/2017

Por las situaciones climáticas particulares con que está transcurriendo la actual campaña en los distintos puntos del área productiva sojera, es importante anticiparse a las posibles dificultades que pueda presentar la cosecha. En la Pampa Húmeda argentina, fundamentalmente en el norte de la provincia de Buenos Aires y gran parte de Santa Fe, como así también en algunas áreas de Córdoba, Santiago del Estero, Chaco y Entre Ríos, se presentan situaciones de exceso de humedad y falta de piso; mientras que en otras regiones, como el sur de Buenos Aires, la ausencia de precipitaciones importantes desencadenó una importante sequía con cultivos de bajo rendimiento y porte.

La región centro del país se presenta con condiciones de suelos saturados y probabilidades de repetir, por tercer año consecutivo, otra cosecha de soja en condiciones de falta de piso. Con el objetivo de prepararnos para que las pérdidas en cantidad y calidad no vuelvan a ser muy elevadas, es prioritario que el productor analice una serie de decisiones a tomar, siguiendo un orden de prioridad, a saber:

- Evaluar condiciones del cultivo (nivel de daño por brotado, picado por chinches, manchado, enmohecido, humedad del grano a cosecha): dar prioridad a los que presentan picaduras de chinches y dejar para el final (o descartar) los lotes que presenten mayor proporción de granos brotados (ver las modificaciones temporales que se aplicaron en 2016 a las normas de recibo de granos de soja, por causas de las condiciones de desastre decretadas).

- Pensar en el sobrecosto que representará el secado de los lotes, dado que no se recomienda el almacenamiento en silo bolsa, ya que seguramente la humedad a la cosecha será superior a 14%. Los granos dañados con la tierra y otras impurezas, llevan una carga de humedad y microorganismos que deteriorarán rápidamente la calidad de las partidas. Si no se cuenta con un sistema de limpieza previo al almacenaje y la calidad del grano está muy deteriorada, no es recomendable el acopio en silo bolsa mayor a 10 días, porque comenzará a adquirir malos olores (causa de castigo) y se producirá un progresivo deterioro general de su calidad.

- Aumentar la flotabilidad y transitabilidad de los equipos de cosecha reduciendo la presión específica (kg/cm2) de los neumáticos sobre el suelo, habiendo para ello dos maneras de lograrlo. Una es utilizar una máquina de menor peso o bien aumentar la pisada del tren delantero y trasero tanto en ancho como en largo.

 

Opciones según categorías de cosechadoras

Si se utilizan cosechadoras clase 3 y 4, las cuales rondan los 180 hp de potencia, con sistema de trilla convencional y un peso en el tren delantero que no supera los 10.000 kg, se puede lograr una buena flotabilidad, si tenemos la precaución de no superar el 50% de llenado de la tolva durante la cosecha.

En cuanto a las alternativas de equipamiento para aumentar el ancho y el largo de pisada, en cosechadoras clase 5, 6 y 7, una opción es colocar duales en el tren delantero 30,5 x 32, o sea duplicar el neumático normal de la cosechadora, en lo posible con carcasa radial, la externa con el 50% de la presión de inflado normal y la interna con el 70% de la presión normal, en lo posible con dibujo tipo pala. Otra opción es el uso de Neumáticos tipo Terra Tyre o los Neumáticos Radiales de alta flotabilidad. Estos son un poco menos costosos que los Terra Tyre y llevan algo más de presión de inflado. Permiten aumentar la flotabilidad respecto de los neumáticos longitudinales tradicionales y si el taco es profundo y de 45°, poseen buena transitabilidad.

En el caso de trabajar con cosechadoras clase 8, 9 o 10, existe la posibilidad de equipar a la cosechadora con duales Terra Tyre. Esto se debe a que, en este tipo de cosechadoras, considerando un peso en vacío de 18.000 kg, sumado el peso de los cabezales de 35 y 40 pies con las cuales están equipadas, más el peso de los granos de la tolva, arrojan sobre el eje delantero entre 22.000 y 28.000 kg, según el modelo, lo cual hace indispensable aumentar la superficie de pisada para distribuir dicho peso. Debe tenerse en cuenta que este conjunto de rodados no es de fácil armado y requiere una preparación previa de alto costo realizada por un buen tornero. Con esta solución se logra una excelente flotabilidad, con valores de presión que rondan los 600 gramos / cm2, similar a lo logrado con una oruga de caucho.

Una alternativa para incrementar la flotabilidad en este tipo de modelos con duales es adicionarles una tercer cubierta de unos 10 a 15 cm de menor diámetro, denominados "triales" o triple rodado, normalmente de igual rodado pero con sus tacos gastados. La función del triple rodado es darle mayor sustentación a las duales y, solo en el momento que así es requerido cuando las duales se entierran más de 10 a 15 cm, el de proporcionar tracción. 

En las máquinas doble tracción, puede montarse sobre el tren trasero el mismo sistema de separador por zuncho, equipando con neumáticos duales al tren posterior.

En las cosechadoras con tracción simple es importante colocar en la parte trasera neumáticos más altos y anchos con tacos y de carcasa radial, lo que les confiere mayor transitabilidad al otorgarles mejor rodadura. Lo ideal es que las cosechadoras posean trasmisión hidrostática 4x4 y al puente trasero se le coloquen neumáticos duales, el interno tipo pala. Estas cosechadoras 4x4 con duales delanteros y traseros se constituyen en el equipamiento ideal en relación a la transitabilidad y flotabilidad para situaciones extremas.

Otra opción para el traslado de cosechadoras y que en Estados Unidos se ha implementado en todos los modelos de más de 500 hp (Clase 10) es la utilización de orugas con banda de caucho, equipadas con un sistema de pulmones hidroneumáticos que permiten distribuir uniformemente el peso a lo largo de toda la pisada. Otra alternativa de orugas para cosechadoras son las triangulares, que se destacan por lograr una alta flotabilidad, con presiones específicas menores a 500 gramos/cm2, dado que según el modelo poseen un largo de pisada que va desde los 2,60 metros a los 3,20 metros; aunque en contrapartida se debe mencionar que reducen el radio de giro. Si bien logran aumentar la flotabilidad en terrenos anegados, debe tenerse en cuenta que el diámetro de la primera rueda del tándem, es de 40 cm; con lo cual su capacidad de enterrase no debe superar la mitad de ese diámetro para no quedar empantanada.

Finalmente, las orugas trapezoidales poseen la primera rueda ubicada más arriba del tándem y que en conjunto presentan una forma particular de enfrentar la “onda” que le propone la deformación del suelo, simulando la baja resistencia de rodadura que puede llegar a poseer un neumático de gran diámetro; reduciendo sustancialmente el esfuerzo de rodadura. En contrapartida, esta oruga no logra las prestaciones de alta flotabilidad que poseen las orugas triangulares o longitudinales por no distribuir uniformemente el peso a lo largo de toda la pisada.

 

Regulación de la cosechadora

Una vez solucionado el problema de la transitabilidad y flotabilidad de la cosechadora, queda por resolver la cosecha propiamente dicha, o sea la regulación de la cosechadora frente a particularidades que se pueden presentar.

 

  • Cabezal de corte:

Regular el molinete a una velocidad de rotación sólo hasta un 10% superior a la velo­cidad de avance de la cosechadora. Los dien­tes de sus palas deben llegar sólo a la mitad de la altura de la planta; así se estará sosteniendo la planta en el mo­mento de corte y guiándola hasta la ban­deja de captación del sinfín, sacudiéndola lo menos posible.

Es posible que se presenten lotes cuyo cultivo esté muy degradado o anegado, teniendo que realizar el corte a 10 o 20 cm de altura. En éstos casos se debe realizar el bloqueo del cabezal flexible (rigidizar su barra de corte) y además colocar un palpador (extensión inferior) debajo de los patines laterales que sensorizan su posicionamiento lateral; permitiendo de éste modo mantener la horizontalidad respecto del suelo.

Cuando se realiza un corte en altura de la planta, genera una situación similar a la de cosechar plantas de soja de baja altura; lo cual hace necesaria la utilización en el molinete de múltiples paletas de lonas engomadas dispuestas en un doble helicoide, para facilitar el barrido de la barra de corte y la batea. Estas son de rápida colocación y extracción, dependiendo de la necesidad de su uso.

Los filos de las cuchillas y puntones deben mantenerse en buenas condiciones para evitar sacudir demasiado la planta durante el corte, tal como se debe mantener en situaciones normales.

 

  • Trilla, separación y limpieza.

La velocidad de giro del cilindro de trilla convencional de 610 mm de diámetro, debe estar entre las 500 y 570 rpm. La apertura delan­tera cilindro-cóncavo debe ser de 25 a 35 mm y la trasera, entre 20 y 25 mm. Respecto de las cosechadoras con sistema de trilla y separación axial, es aconsejable utilizar unas 50 rpm menos, manteniendo una apertura cilindro-cóncavo de entre 20 a 30mm.

En general debemos evitar un exceso de des­menuzado de la paja por acción de la trilla, para disminuir pérdidas por colapso en sacapajas y sobrecarga del sistema de ventilación y limpieza.

Respecto a la posibilidad de separar en el sector limpieza los granos dañados de los sanos, es un problema prácticamente sin solución, dado que la cosechadora limpia los granos con viento y sacudido de zarandas. Por lo tanto, solo separa material grosero y polvillo de los granos, no separa por diferencia de peso específico, como bien podría hacerlo una mesa vibradora.

Solucionados los problemas de regulaciones, solo queda por resolver la extracción del grano del campo. Debemos evitar la cargar total de los carros tolva, se aconseja no sobrepasar el 75% de la capacidad de la tolva y por otra parte es muy importante que los camiones solo se alineen sobre caminos firmes, para recibir la carga de los carros tolvas.

En las zonas donde la campaña se vea afectadas por sequía, es muy posible que el cultivo se presente con plantas de baja altura, vainas muy próximas al suelo y niveles de humedad muy bajos al momento de la cosecha, con alto riesgo de pérdidas por dehiscencia de vainas y consecuente desgrane.

 

  • Regulaciones de Cabezal

-Velocidad de avance: Se recomienda una velocidad de avance hasta 6 km/h, para darle mayor oportunidad al cabezal sojero de captar estas plantas de bajo volumen, sin que éste "les pase por encima".

-Ajustar la altura de corte lo más cerca posible del suelo, para recoger las vainas que se encuentren a baja altura y que las mismas no se transformen en pérdidas de cosecha.

-Adaptar el molinete con kits especiales para levantar sojas de bajo volumen vegetativo, tal como paletas de goma. Tener en cuenta que los mismos deben ser extraídos si se va a trabajar en un lote con un cultivo de desarrollo normal (ya que en estos lotes pueden ser causa de perdidas).

- Controlar el estado general de cuchillas y puntones; reemplazando los elementos deteriorados; esta debe ser una tarea diaria en un cultivo de desarrollo normal, pero lo es aún más en un cultivo de bajo porte.

-Medir durante toda la jornada de trabajo las pérdidas de cosecha, según la metodología del INTA, para saber qué es lo que pasa en varios sectores del lote.

 

  • Regulación del sistema de trilla, separación y limpieza:

-Al momento de regular el órgano de trilla, tener en cuenta que se estará procesando un menor volumen de hojas, vainas y tallos, por lo que los granos estarán más expuestos al daño mecánico, por fricción e impacto de los órganos de trilla. Para ello se deberá trabajar con rpm cercanas a las 400 – 450 rpm en el rotor de trilla.

-Medir durante toda la jornada de trabajo las pérdidas de cosecha, según la metodología del INTA. La misma se puede consultar en:

http://www.cosechaypostcosecha.org/data/articulos/cosecha/PerdidasCosechaSoja.asp