30 AÑOS TRABAJANDO JUNTOS


FACMA cumple tres décadas de vida junto a los contratistas de maquinaria agrícola, en un momento de cambio en el sector, donde se abre una nueva etapa de crecimiento, pero en donde trabajar juntos sigue siendo crucial para que la actividad sea cada vez más eficiente.

El origen de los contratistas rurales en la Argentina va de la mano de la agricultura, cuando se fue pasando de una producción totalmente ganadera a sumar los granos, inicialmente de fina en su mayoría, ya a fines del siglo XIX y comienzos del XX. A medida que los agricultores fueron creciendo, alquilando lotes, fue también creciendo su capacidad y sumando tecnologías, ya que todos contaban con sus propias máquinas para las labores, primero con tracción a sangre, luego a vapor y finalmente con motores diésel. Pero el avance de las maquinarias, con las primeras cosechadoras y trilladoras autopropulsadas, llevó a que muchos productores chicos y medianos que tenían sus máquinas empiecen a ofrecer sus servicios de labores a otros productores, especialmente en cuanto a la cosecha, pero también en labranza, siembra y pulverización. Finalmente, con el tiempo fueron apareciendo también empresas que no producen sus propios granos y solamente brindan servicios a terceros.

Para la primera mitad del siglo XX, a los cultivos de fina, especialmente el trigo, se suma el maíz, llevando a que aumente la demanda en cuanto a la capacidad de trabajo en momentos de la cosecha. Hasta la aparición de las cosechadoras, cosechar los 7 millones de hectáreas de trigo demandaba el trabajo de 800.000 personas, mientras que en maíz se requerían 600.000. Sin embargo, el avance en la mecanización, con los tractores y cosechadores fue reduciendo esa demanda de mano de obra y creciendo la imagen del contratista.

La aparición del contratista de máquinas agrícolas y el trabajo en distintos campos significó también la aparición de nuevos problemas, como era el movimiento de las máquinas de un campo a otro, requiriéndose la gestión para tener caminos en buen estado y que estos movimientos se hagan de acuerdo a las normas de tránsito vigentes. También, surge la necesidad de los contratistas de unirse para enfrentar cuestiones de conflictos laborales o establecer precios de referencia por las labores y, así, dar cierta estabilidad al negocio.

Jorge Scoppa, actual presidente de FACMA, narra que “cuando sale la trilla en bolsa y empieza a granel, no existía la Federación, pero había menos mano de obra, desaparecía el costurero y los sindicatos exigieron que se cree el puesto del llamado pistín, que iba en la tolva acomodando el grano, aunque en realidad no había necesidad. Esa mano de obra se podía ocupar en otras cosas. Esa fue una de las tantas cosas que nos llevó a unirnos y defender nuestros intereses”.

 

La Asociación de Casilda

Ante la necesidad de unirse, en 1948 nace la Asociación de Propietarios de Máquinas Rurales Casilda. “Casilda era uno de los centros de más contratistas en aquella época”, explica Scoppa, quien agrega: “Mi abuelo tenía máquinas y se trabajaba en bolsa. Ya estaban los sindicatos de costurero y bolsero que iban en la cosechadora, y se notó que el patrón necesitaba agruparse, ya que estaban agrupados los peones. Entonces se formó una pequeña entidad”.

El crecimiento de la actividad siguió con la expansión de los contratistas a lo largo del país. En los años ‘50 los contratistas del sur de Santa Fe empezaron también a trabajar en el centro sur de Buenos Aires, porque había una necesidad de lo que era la cosecha fina, lo cual implicó un creciente problema del traslado de los equipos en las rutas de ese entonces, en su mayoría de tierra.

“La entidad se fue fortaleciendo, debido al epicentro que marcaba la zona. También tuvimos una gran persona que fue Joaquín Giaccone, que fue el fundador de la entidad y estuvo muchos años detrás de ella. Yo tengo que elogiarlo, porque fue quien me convocó alrededor de 1975 para que integre el consejo. Reconocí todo lo que él y otros más hicieron por la entidad y marcaron una línea. Todavía somos un grupo que fue digitado por él, cinco o seis personas”, narra Scoppa.

La entidad de Casilda fue la pionera en unir a los contratistas y empezar a defender sus intereses, pero al tiempo que los contratistas migraban a otras provincias cuando se hacían más productivas, cuando ya no sólo se hacía trigo, sino que se hacía también maíz, empezaron a surgir las otras entidades. En Córdoba surge la de Almafuerte, donde ya había contratistas locales. También en Santa Fe surge la de San Vicente, “fue la más compañera nuestra porque estaba en la misma provincia”, cuenta Scoppa. Después surge una entidad de Buenos Aires, en Tres Arroyos, que años después se disolvió.

 

Nace FACMA

Consultado sobre cómo nace la idea de crear FACMA, Scoppa, quien ha presidido la entidad desde su creación, explica: “Nosotros ya desde un principio viajábamos para gestionar toda la problemática del sector, que siempre hubo, sobre todo en el tránsito, que era lo que más nos condicionaba. Y notábamos que una entidad local no era tan representativa para hacer gestión a nivel nacional y tenía que ser una federación nacional. Entonces Casilda, que era la más grande y contaba con mil asociadas, fue la que impulsó la idea de que se agrupen todas las entidades. No es lo mismo hacer una gestión por una federación nacional que por una entidad local, de una ciudad”.

Así, las entidades de Almafuerte, San Vicente, Tres Arroyos y Casilda son las que en 1986 forman el núcleo inicial de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas, a la que luego se fueron sumando más asociaciones y contratistas.

Entre los temas centrales que siempre estuvieron en el foco del trabajo de la entidad, el del tránsito fue fundamental, a los que se sumaron también el tema crediticio y la capacitación.

“En la década del ‘80 empezaron a surgir las nuevas tecnologías. En el ‘81 u ‘82 se abrió la importación de tecnología y veíamos que había cosas distintas, había que capacitar a la gente y adecuarla a las máquinas”, cuenta Scoppa. “Eso hizo que trabajemos juntos, con la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA). Cuando salen las tolvas autodescargables, una iniciativa en los años ‘90, hubo que trabajar con las fábricas, para equiparlas,  para transitar, para que no se haga algo que no se podía trasladar”, agrega.

En esos tiempos crecía mucho el parque de maquinaria, “del ‘85 al ‘95 fue una época en donde por año se llegaron a vender 1500 cosechadoras. Había que ordenar al contratista, darles educación vial. Por eso hoy no hay tantos accidentes”, explica.

Otro punto en el que por muchos años las entidades miembros de FACMA trabajaron fue en los permisos de tránsito, asesorando y haciendo los permisos a los asociados. Además, se buscó abaratar los seguros de flota.

Capacitación

Un tema central siempre fue la formación del personal, fundamental en tiempos en donde constantemente aparecen nuevas tecnologías y hay que adaptarse para no quedar afuera. “Constantemente trabajamos con CAFMA para que se organicen charlas de capacitación. Es algo infinito, porque la tecnología avanza día a día, y es una constante, la capacitación termina hoy y empieza mañana, porque todos los días sale algo nuevo y hay cada vez más necesidad”, explica Scoppa.

“Ahora viene un tema difícil que es capacitar en fumigación, siempre tenemos charlas, como en Focomaq. Estamos trabajando con ingenieros e industrias para ver la posibilidad de que haya una licencia habilitante para manejar una pulverizadora, que ya algunas provincias como Córdoba lo están exigiendo. Queremos unificar criterios a nivel nacional, a través del Ministerio de Agroindustria para que sea homologada una normativa uniforme para todo el país”, describió el presidente de FACMA.

Además, frente al crecimiento que se espera para el sector, gracias a la posibilidad de una mayor diversificación de la producción, va a haber mucha demanda de mano de obra y se va a necesitar mucha capacitación para manejar tractores de alta tecnología.

 

FACMA hacia el futuro

“En el mundo nosotros hemos sido referentes. El contratista de la Argentina es visto por la eficiencia y capacidad que tiene. A nadie le conviene invertir, si tiene poco campo, en maquinaria. Y el que tiene mucho tampoco, porque tiene mucho, entonces está el término medio, que es el pequeño productor o contratista que invierte en maquinaria, que se hace cargo de prestar servicios y contratar personal”, sostiene Scoppa.

“A FACMA le veo futuro, pero falta predisposición por parte de los asociados, tenemos que convocar más gente, si hoy tenemos 11.000 a 12.000 contratistas y 3000 asociados tenemos que crecer para ordenarnos, en un país que se va a volver muy competitivo. Si no competís con tecnología no competís, porque tenés menos capacidad de trabajo. En un país como Argentina, que va a crecer y aumentar la producción para el mundo, el gran protagonista va a ser el contratista de servicios para el campo. Si estamos unidos y trabajamos juntos vamos a poder cobrar las labores en tiempo y la forma que corresponde”, concluyó el presidente de la Federación.




Cosechando
Fumigando